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Por: Belarminio Ramírez

 

Me disculpas su excelencia, por utilizar esta vía para expresarle mi humilde apreciación sobre el comportamiento conviene a la República Dominicana que usted asuma para salir de la compleja situación en que está sumergida.

 

Seré directo y franco, le diré lo que pienso y lo que siento, a sabiendas de que a los Presidentes dominicanos no le gusta que le hablen con ese enfoque.

 

Usted sabe que no pertenezco a su partido, ni tampoco soy seguidor de su liderazgo, estatus que pienso mantener.

 

Hago el esfuerzo de expresarle mi apreciación como dominicano que quiere lo mejor para su país.

 

Usted Presidente Luis Abinader para conducir el barco de la Nación en medio de tan fuertes turbulencias necesita de un caudal grande de ayuda y apoyo social, pero esa confianza debe buscarla apelando a la humildad y la prudencia, sin alimentar la soberbia y el ego.

 

Un problema pequeño puede ser resuelto por una sola persona u organización. Un problema grande, como la crisis económica que vive la República Dominicana, requiere de la energía de todo el que pueda aportar.

 

Los 16 años consecutivos en la oposición han hecho del ayer PRD y hoy PRM, una organización con muchos liderazgos y dirigentes rencorosos.

 

Usted y su equipo deben entender que el dilatado ciclo que vivieron en la oposición, fue en parte el producto de la incapacidad de su organización para unir las energías frente al PLD en los procesos electorales.

 

Digo en parte, porque los gobiernos del PLD, igual que los gobiernos de Joaquin Balaguer, han traído más desarrollo y bienestar al pueblo dominicano, en el sentido amplio de la palabra, que los gobiernos del otrora PRD. Ahora debemos esperar y darles tiempo al PRM para ver los resultados.

 

Una vez, José Francisco Peña Guaba, hijo mayor del líder histórico del PRD José Francisco Peña Gómez, dijo en una entrevista radial que su padre no llegó a la presidencia de la República porque se dejó llenar la mente de odio y rencor de unos dirigentes de su partido que lo empujaron a una acción política de tipo personal en contra de Joaquin Balaguer.

 

La historia se repite, la historia es cíclica en America Latina, así lo sustentaron los prominentes sociólogos Gino Germani y Torcuato Di Tella.

 

Usted llegó a la presidencia, pero para hacer una gestión aceptable y trascendente debe blindarse frente a esas energías.

 

A usted lo percibo Presidente Luís Abinader, como una víctima del mismo envenenamiento espiritual de que fue objeto José Francisco Peña Gómez.

 

La actitud de Peña Gomez frente a Balaguer, era en ciertas medidas entendible y aceptable. Empero, la actitud que usted ha mostrado y muestra  frente al liderazgo de Danilo Medina, no tiene justificación.

 

En el 2016 Danilo Medina le ganó a usted con más de 20 puntos porcentuales de diferencia, y usted no lo felicitó.

 

Con su comportamiento, Presidente Luis Abinader, siendo un liderazgo joven con una carrera que no corresponde a la época de la Guerra Fría, usted deja entrever que tiene una personalidad que traduce las batallas políticas electorales en algo personal.

 

En mi libro NEUROMARKETING Político y Liderazgo, en que estudié la contienda electoral del 2016, hice un esfuerzo por entender su comportamiento.

 

Me sorprendió sobremanera que usted habiendo recibido una derrota apabullante, no felicitara al ganador, pero más grave aún, usted convocó a manifestaciones frente a la JCE electoral alegando fraude, y, en una de esas protestas sobresalió la presencia de su madre.

 

El asunto no se quedó ahí. Usted visitó pueblos del interior y congregó multitudes frente a algunas Juntas Municipales, como sucedió en Monte Plata, incitando rebelión. Tenga en cuenta que los lideres son sus hechos y sus palabras, pero también son rectores del comportamiento social y político.

 

En el texto hago acotación que esa señal que usted mandó al pueblo dominicano y al mundo, fue muy mala. Con el tiempo, pensé que la cuestionable conducta, era resultado de la impotencia y el sufrimiento por las derrotas electorales sucesivas.

 

Hoy, a menos de una semana para que usted cumpla dos meses como Presidente de la República, percibo que en su naturaleza de liderazgo hay matices que si no lo cambia pronto traerán preocupación a las personas sensatas de la vida nacional.

 

El odio de José Francisco Peña Gómez hacia Balaguer y el anillo balaguerista, era aceptable y entendible, por todo lo que el moreno pasó. El odio de usted hacia Danilo Medina y el PLD, no tiene razón de ser. Ni Danilo, ni el PLD le han robado elecciones, ni lo han maltratado física ni emocionalmente.

 

Inclusive, usted debe reconocer que el gobierno de de Danilo Medina fue árbitro y garante de un proceso de transición en que descuidó a su candidato Gonzalo Castillo para no contaminar el proceso democrático.

 

Porqué usted Presidente Luis Abinader tiene tanto odio hacia el PLD y Danilo Medina?

 

Cómo un hombre que llega al poder y declara una fortuna de casi 5 mil millones de pesos, puede abrigar tanto odio y rencor, como si fuera un resentido social?

 

En una situación como la que vive la República Dominicana y el mundo, los pueblos necesitan de liderazgos humildes, sencillos, moderados, equilibrados, concertadores y prudentes que dejen atrás las diferencias y rencillas normales que producen las batallas políticas, en busca del sagrado y propósito grande de unir a su pueblo en el trabajo y búsqueda de soluciones para salir de la crisis.

 

Ese argumento de querer presentar la crisis económica como resultado de la corrupción y dispendio del erario público en los gobiernos del PLD, es falso y erróneo, Presidente Luis Abinader.

 

La crisis económica que vive hoy República Dominicana, con perspectiva de crisis social y política, es el resultado de la crisis sanitaria por la pandemia Covid19. De haber sido por mala gestión, la economía dominicana no estuviera dentro de los países de America Latina con mayor crecimiento de los últimos años.

 

Usted lo sabe muy bien. Usted es economista. No se deje desviar del camino correcto y sabio del diálogo y la concertación que inició un par de semanas después de asumir el poder.

 

Es extraño que por un lado su gobierno salga en busca de préstamos externos resaltando la solidez de la economía dominicana y el atractivo negocio que implica invertir en el País, y por otro lado, usted asume un discurso reiterando que la República Dominicana está quebrada.

 

Quién le presta a un país con una economía quebrada? Se pregunta todo el que tiene sentido común.

 

Entonces nos preguntamos: Qué sentido tiene que ustedes mismos, lo que gobiernan, insistan tanto en el propósito de dañar la imagen del país?

 

Usted presidente Luis Abinader, no es un quema goma, usted no es un revoltoso, ni tampoco un resentido social.

 

Usted Luis Abinader, es un empresario que viene de una familia honorable con éxitos productivos. En parte, el desarrollo empresarial es producto del clima de armonía y estabilidad en que ha vivido República Dominicana en las últimas décadas.

 

Usted Presidente Luis Abinader, tiene una situación muy difícil por delante. Es lamentable que la historia le haya traído a la Presidencia de la Nación en un momento tan adverso.

 

Piense como si usted no fuera el Presidente, para que así encuentre la estrategia y conducta adecuada en un momento tan difícil como el que vivimos.

 

Si usted Luís Abinader, en vez de ser el Presidente de la República, fuera un ciudadano común, un padre de familia, un empresario más del montón: cuál es el ambiente en que le gustaría estuviera la sociedad dominicana hoy?

 

Piense Presidente Luís Abinader como si usted sólo tuviera dos caminos:

 

El camino derecho conduce a la unificación del país, fomentando armonía, paz, trabajo, felicidad y motivación para la inversión, el empleo y la reactivación económica.

 

El camino izquierdo conduce a la confrontación, el odio, -la venganza injustificada, porque a usted nadie le ha hecho nada malo-, a dañar el clima de armonía y estabilidad que se traduce en desconfianza que atrae la inversión y el empleo.

 

Piénselo bien. Olvídese del 2024. Usted tiene en sus manos la situación más difícil que haya tenido Presidente alguno en la historia de la democracia dominicana.

 

Le doy este consejo Presidente Luis Abinader, y lo hago por el bien del país:

 

“Hay pleitos que se casan y no se echan, no por miedo, sino porque los resultados no aportan nada positivo”.

 

“Hay pleitos que se casan en la oposición, pero que cuando se llega al poder, el buen tino del que gobierna manda a devolver la posta, porque el pueblo lo ha elegido para gobernar y buscar solución a los problemas nacionales”.

 

Las economías florecen en los climas sociales armónicos. Apueste por la armonía de la sociedad dominicana.

 

Haga de su gobierno una sinfónica en esa dirección. Esta es una tarea complicada en un partido como el suyo, pero usted debe tratar de lograrlo al comienzo de la gestión, puesto que si no crea la atmósfera social apropiada, ahí estará el final trágico no sólo de su gobierno, sino también de la sociedad dominicana en su conjunto.

 

Presidente Luis Abinader, no se deje arrastrar  por la soberbia y el odio. Marque distancia de los funcionarios con esa patología.

 

Usted es un empresario, y, por tanto, sabe muy bien, que el éxito en una situación tan adversa como la que vivimos, sólo se alcanza aplicando la administración por objetivos.

 

Salir bien de esta situación requiere de mucha sabiduría. Los mismos soberbios y resentidos que empujaron a Peña Gómez al odio, esas mismas energías, ahora brotada de rostros más jóvenes, se la están transmitiendo a usted, empujándolo a una confrontación con la oposición que no aportaría nada bueno a su liderazgo ni a la Nación.

 

Tenga presente Presidente Luis Abinader que cuando el odio domina la mente y el corazón, la sabiduría duerme. Y usted no tiene razones ni motivos para ser un recipiente de odio ni de resentimientos.

 

Su conducta y su discurso retratan a un liderazgo en campaña, y la campaña ya pasó.

 

Entienda que es a usted a quien le compete y le conviene ponerle término a la campaña.

 

Con una actitud y un discurso de campaña, fuera del calendario electoral, no se une a un pueblo, porque la campaña en esencia es confrontación que genera división.

 

Le recuerdo que todos los liderazgos exitosos que han gobernado en el ciclo de la democracia, han tenido en común la conducta de que llaman a la unidad de la Nación y dan pasos firmes en esa dirección en el propósito de construir desarrollo y bienestar colectivo.

 

En medio de una situación tan complicada como esta, usted debió desde que ganó las elecciones acuñar el discurso del perdón, y no lo hizo. Todavía está a tiempo. Yo no entiendo que se lo impide Presidente Luis Abinader, porque usted no tiene traumas.

 

Qué bien se escucharía que de sus labios salieran frases cómo estás:

 

“Perdono a todas las personas que con razón o sin ella, me hicieron algún ataque y me causaron alguna ofensa. Asimismo, si en el trajín de la política y de mi vida, alguna persona se ha sentido ofendida por mi conducta, le pido que me perdone, que por República Dominicana dejemos esos sentimientos en el pasado y nos unamos en el propósito de trabajar juntos y salir adelante con espíritu trinitario y fe patriótica”.

 

A usted Luis Abinader, como Presidente de la República le corresponde sacar a la población de la campaña y sumergirla en el trabajo, con optimismo, fe y esperanza, sin odio, sin rencor, y, sin retaliacion.

 

Entienda de una vez y para siempre Presidente Luis Abinader, que usted y su partido sólo, no pueden con lo que tienen encima y mucho menos podrán con lo que vendrá.

 

Entiendo lo difícil que estar sentado en “la silla de los alfileres” como describió Joaquin Balaguer en una compleja situación.

 

Usted está siendo influenciado por personas que quieren un circo de confrontación, pero tenga en cuenta que muchas de esas personas han vivido y han hecho carrera política sobre la práctica de la confrontación, y precisamente por ese comportamiento que los sectores productivos de la sociedad desprecian, el Presidente de la República Dominicana es usted.

 

Deferentemente,

 

Dr. Belarminio Ramírez Morillo

Santo Domingo, República Dominicana

12 de octubre 2020.

 

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