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Por: JUAN TOMÁS OLIVERO

Hay que ponerle un alto a este maldito derrotero con cero impunidad

“La naturaleza que me dio forma también me destruirá” (Carnéades 214-129 a.C)

La lógica del intercambio de ventajas, hace olvidar a muchos normalmente los topes y los límites morales sobre los que se regulan las conductas y lo moralmente correcto. La acción colorá del pasado viernes en el Congreso parece el único hecho digno de atención moral para su condenada. Y no es para menos.

Ahora, la inconducta política, destructiva de la confianza en la democracia promovida por los funcionarios de este gobierno, para desgracia nuestra. Imagínese usted, impulsada y auspiciada por el propio presidente de la República Dominicana; se ha convertido moralmente en un acto legítimo propio del que busca no perder las elecciones del 5 de julio y tener que abandonar el poder. Razón, a nuestro entender, que les hace recurrir, a lo moralmente impensable para un jefe de Estado y para quienes, aun, si fuera necesario, desconocerían y pisotearían las reglas de la democracia previstas en la constitución que juró.

Los países donde existe la institucionalidad y se respeta la ley, sin tener que citar uno en particular, por causas menores a las que exhibe este gobierno, como comprarse unos calzoncillos con la tarjeta del Estado, los gobernantes son echados; otros han perdido su poder o han sido procesados por agarrar el trasero de una dama, o por acosar a una secretaria, recibir regalos en misiones de representación y no entregarlos al Estado, han tenido que renunciar o apartarse del poder. Como también, toda sospecha de influencia en la justicia o una decisión oscura como la de los reformistas y el estado de emergencia (COVID19) del pasado viernes, le ha costado el poder, el prestigio y el cargo a más de uno en el mundo democrático.

El presidente Medina Sánchez, ha actuado como un Nerón de la Democracia y fascista parlamentario, quien sin perturbación moral alguna, impone su voluntad para tener lo que quiere prevaliéndose de cualquier medio por espurio y éticamente deleznable que pueda ser. ¿cómo logró convencer el presidente de la República a los reformistas y al diputado Botello, para que cambien de posición? ¡Eso nada más lo sabe Dios y ellos!

A estos caminos construidos por el danilismo en ocho (8) años, a decir del aforismo: “¿Quién le pone el cascabel al gato?”. Hay que ponerle un alto a este maldito derrotero con cero impunidad. Este país merece ser redimido con una justicia implacable para tantos ladrones, corruptos y mentirosos enquistados en el poder que dañan y deshonran una ciencia de servicio y compromiso como la actividad política.

Concluyo mis reflexiones de este Pentagrama de la misma manera que lo he hecho con mis últimas publicaciones.

La vida, don sagrado, no puede ser en una Sociedad Humana y Cristiana un medio para alcanzar un fin político o perpetuarse en el poder. Primero la Vida, después cualquier otro hecho político, social o económico. Quédate en Casa. ¡¡¡Cuida Tu vida, la de los Tuyos y Cuida la Mía!!!

Dios proteja este país.

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