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Por: Richard Gonell

 

Serían imprudentes mis palabras, si atraves de ella quisiera comparar al más grande de los dominicanos en el ejercicio político, José Francisco Peña Gómez, con algún políticos de la actual generación.

Peña Gómez fue la representación misma de la justicia, la equidad, esperanza y fortaleza de un pueblo.

Su biografía es digna de ocupar un sitial entre los más renombrados y emblemáticos personajes de la historia universal. Su determinación y gallardía, para abrirse paso, en una época, en dónde sus orígenes le creaban una brecha abismal en su trayectoria, éste hombre oscuro como la noche, cultivaba dotes extraordinarios, que lo hicieron brillar como un rayo de luz celestial. Pena Gómez, un socialista y humanista por excelencia, desarrollo condiciones que iban más allá de la doctrina que profesaba, porque no es menos cierto que detrás del socialismo democrático, a menudo nos encontramos con muchos lobos, disfrazados de caperucita.
Para muchos Dominicanos, entre los que me incluyo, éste casi mítico personaje, ha llegado a ser una magnificencia divina. Es por estás y otras tantas razones que jamás cometería la imprudencia de hacer ligeras comparaciones.

Sin embargo, lo que si me atrevo a decir, con toda certeza, es que el Peñagomismo, se ha convertido en una corriente ideológica, que aunque sus más cercanos discípulos no han tenido la poquísima o el chin de sentido común para ilustrarlo en ese sentido, si el sentimiento se mantiene latente en miles de Dominicanos, y es un sentimiento que ha trascendido entre generaciones.

Y partiendo desde este punto es dónde veo en Luis Abinader las condiciones que simbolizan ese sentimiento, esa ideología, que Peña Gómez evolucionó en un sentimiento humanista, he aquí en dónde veo un hombre decido a hacer realidad el sueño de un pueblo, que grita desesperado por justicia e inclusión social, he aquí en dónde veo a un hombre prudente, comprometido con las más nobles causas del pueblo dominicano. Aunque si Luis Abinader, tuvo la fortuna de no tener que transitan por las difíciles situaciones y condiciones que tránsito Peña Gómez, debemos ser justo y reconocer que, tanto él como sus progenitores han sido personas ligadas desde siempre a representar esa parte de la sociedad, que nos permite ver ese rayito de Luz al final del túnel.

Por eso, estoy convencido, y más que eso; jubiloso dé saber, que Luis Abinader representa y representará desde el más alto perdaño del Estado, el Peñagomismo de la dignidad y la esperanza.

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