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Santo Domingo.- El opositor candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Luis Abinader, arrasó este pasado domingo 5 de Julio en las elecciones presidenciales de la República Dominicana, llevándose el triunfo en primera vuelta, donde además, el oficialismo fue prácticamente barrido del mapa en el Senado.

Asimismo, el descalabro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en el poder desde 2004, es aún más sorprendente si se tiene en cuenta que el país era el líder en crecimiento económico de América Latina, con una media de un 6 % anual en los últimos siete años, y con importantes logros en la reducción de la pobreza.

Estas son las principales claves que explican el hundimiento del PLD y el triunfo de Abinader, del Partido Revolucionario Moderno (PRM).

La fractura del PLD

La crisis del PLD se desató en 2019 por la intención del presidente Danilo Medina de reformar la Constitución para aspirar a un nuevo mandato, pero renunció a estos planes tras una llamada de Washington.

El PLD se rompió definitivamente en dos en octubre pasado, tras la negativa del expresidente Leonel Fernández a reconocer su derrota en las primarias del partido oficialista, en las que denunció un fraude.

Desde entonces, Fernández se empeñó en hacer la vida imposible al Gobierno de Danilo Medina, su antiguo aliado, y en hacer fracasar el proyecto de llevar a la Presidencia al delfín del mandatario, Gonzalo Castillo.

La división del voto del partido morado, aunque solo haya aportado el 8,82 % de los sufragios a Fernández, ha allanado el camino al Palacio Nacional a Abinader.

En la noche electoral, la hija mayor de Fernández, Nicole, resumió la situación en sus redes sociales: “Papi, tú los pusiste (en el poder en 2012) y tú los quitaste, el ganador eres tú».

Corrupción e impunidad
Una de las grandes banderas de Abinader es la lucha contra la corrupción y la impunidad, que se han agravado en los últimos gobiernos del PLD, con escándalos como el de Odebrecht.

A diferencia de otros países de América Latina, en República Dominicana todavía no ha empezado el juicio formal por las corruptelas en torno a la constructora brasileña y solo hay seis implicados, entre ellos un exministro y tres legisladores en la época de los hechos.

Grupos independientes y la oposición han acusado a la Fiscalía de no ir a fondo en las investigaciones, sin si quiera colaborar con su par de Brasil.

La impunidad por los casos de corrupción ocasionó manifestaciones masivas en 2017, conocidas como la “marcha verde»; este resquemor contra el Estado volvió a tener eco en una nueva serie de protestas ocurridas el pasado febrero, desatadas por una crisis electoral.

Una corrosiva crisis del sistema electoral
Después de las acusaciones de fraude en las primarias del PLD, la República Dominicana vivió la histórica anulación de las elecciones municipales el pasado febrero, por un fallo informático ocurrido en plena votación.

Ese fallo, que sucedió en el sistema de voto automatizado que se usaba por vez primera, desencadenó protestas continuas durante dos semanas, en las que el grito más oído fue “se van”, dirigido contra las autoridades electorales y también, contra el Gobierno.

La confianza en el sistema electoral ha quedado restituida en parte con los resultados de las elecciones municipales, que se repitieron en marzo, y las presidenciales y legislativas de este domingo, en ambos casos netamente favorables a la oposición.

La desigualdad y falta de oportunidades
La buena salud de la economía dominicana en los últimos años no ha podido corregir problemas estructurales, como la desigualdad entre ricos y pobres y la falta de oportunidades laborales para los más jóvenes.

Más de la mitad de los trabajadores están en la informalidad y el salario mínimo, de 172 dólares, es insuficiente para cubrir el valor de la canasta básica.

Una encuesta reciente señalaba que el 40 % de los dominicanos emigrarían si pudiesen, uniéndose al cerca de millón de dominicanos que residen en el extranjero y al constante flujo de personas que se juegan la vida en viajes clandestinos a Puerto Rico.

La mala calidad del sistema educativo público, que sitúa a República Dominicana en el fondo en la clasificación PISA, también ha alimentado el deseo de cambio en la población.

Un candidato sin despegar
Gonzalo Castillo fue elegido candidato por el presidente Danilo Medina, pero a pesar de su éxito en las primarias, no consiguió despegar nunca en las encuestas.

La oposición levantó sospechas de corrupción, no demostradas, por su gestión como ministro de Obras Públicas y por su espectacular enriquecimiento con su empresa de aviación, Helidosa, que se habría favorecido de contratos públicos.

El candidato, con escasas dotes para la oratoria, no ha dado entrevistas y ha rehuido el debate, lo que ha sido aprovechado por sus rivales para crear en torno a él una imagen de falta de capacidad intelectual.

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