La muerte de Johnny Ventura, acaecida ayer en Santiago a causa de un infarto cardíaco, acongoja a la sociedad dominicana que pierde a una gloria nacional, a uno de sus artistas más emblemáticos, quien por 60 años paseó el merengue por los escenarios del mundo.
Juan de Dios Ventura Soriano, nombre de pila de ese gran dominicano admirado, aplaudido y respetado por varias generaciones que disfrutaron de su cadenciosa música que revolucionó la forma de interpretar y bailar el género autóctono nacional.
Johnny Ventura tuvo una vida colmada de buenos ejemplos, asociada siempre con los anhelos de justicia y equidad de su pueblo al que sirvió como legislador, alcalde y militante político, quehaceres que ejerció con lealtad, entusiasmo y honradez.
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La familia fue la otra gran pasión del “Caballo Mayor”, reconocido como excelente esposo, amoroso padre y tierno abuelo, a los que siempre congregaba en su hogar que para él y su esposa doña Fifa, era como un templo donde se promovía amor, respeto y armonía.
Con su Combo Show, Johnny Ventura cosechó los mayores éxitos y aplausos en Estados Unidos, América Latina, Europa y otras latitudes, donde su oferta musical es aclamada por su contenido variado a base de contagiosos ritmos antillanos, encabezados por el merengue.
El maestro Ventura fue por muchos años uno de los artistas más aclamados en Puerto Rico, Cuba, Curazao, Aruba, Colombia, España, Centro y Suramérica, así como en la comunidad hispana de Estados Unidos, donde todas sus giras artísticas fueron siempre exitosas.
Si algún personaje representa el perfil ideal del auténtico dominicano, ese es Johnny Ventura, por su acendrada dominicanidad y porque promovió la cultura, el arte y el folclor de un pueblo al que veneró entrañablemente y defendió vigorosamente
República Dominicana y toda América lloran hoy la partida de Johnny Ventura, cuya figura y legado musical sobrevivirán a su muerte y serán por siempre parte esencial del patrimonio artístico y cultural de la nación. Paz a su alma y consuelo a sus familiares