El capitalismo también tiene sus paradojas, sus espejos cóncavos que reflejan realidades deformadas. Repsol publicó sus cuentas anuales el pasado 20 de febrero con unas pérdidas históricas de 3.816 millones de euros. Las provisiones para poner al día el valor de sus activos y un litigio de su filial Talisman con la china Sinopec fueron los causantes del agujero. Minutos después de comunicar a la CNMV las cuentas, la petrolera registraba el informe de retribuciones del consejo. El sueldo de los administradores el pasado curso aumentó un 105%, hasta sumar 30,3 millones. El salto salarial se debió fundamentalmente a uno de los finiquitos de oro que con frecuencia se suceden entre la aristocracia directiva del Ibex 35.
En concreto, el que fuera secretario general de Repsol, Luis Suárez de Lezo, dejó el cargo el pasado 1 de enero (aunque sigue como consejero externo). Tras abandonar sus funciones ejecutivas recibió un total de 19,6 millones de euros. De estos, 8,74 millones corresponden a indemnización y otros 2,56 millones a una cláusula de no competencia. También ingresó en efectivo la liquidación de los planes de retribución a largo plazo (2,99 millones de euros) y recibió otros 2,94 millones como remuneración por su plan de pensiones.
Pero el caso de Repsol no es el único en el que las cuentas de una gran cotizada caen a plomo, mientras sube con igual intensidad la masa salarial del consejo. En Endesa, el beneficio neto bajó un 88% por el deterioro contable de algunos activos, mientras el órgano de administración recibió en total 19 millones en 2019, un 163% más que en 2018. Y la explicación en esta divergencia hay que buscarla también en un finiquito de oro.
Borja Prado, que abandonó la presidencia ejecutiva de Endesa en abril pasado, recibió un total de 14,78 millones de euros. De esta cantidad, un millón de euros corresponde a retribución variable a largo plazo, 375.000 euros al sueldo fijo y 9,61 millones de euros a la indemnización por cese. A ello se suman 3,2 millones por un acuerdo de no competencia, 282.000 euros por aportaciones a planes de pensiones y 287.000 por otros conceptos. Otra salida millonaria es la de Íñigo Meirás. El exconsejero delegado de Ferrovial dejó la compañía con una retribución total de 10,16 millones. De esta cantidad, 8,16 millones fueron en concepto de indemnización. Además, el directivo tenía otros 8,08 millones de euros de pensión que le había aportado la compañía en los últimos años.
El impacto de estos paracaídas dorados, junto con los bonus cobrados por otros ejecutivos, se deja notar en la remuneración conjunta de los consejos de administración del Ibex 35. Los miembros de esta élite empresarial recibieron un total de 323,54 millones de euros en 2019 —en esta cifra no se incluyen los datos de Inditex, que tiene un ejercicio fiscal irregular, ni de ArcelorMittal e IAG, que no habían facilitado cifras a la CNMV al cierre de esta edición—, cantidad que representa un aumento del 7,75% con respecto a las nóminas del ejercicio anterior. En el caso de la alta dirección, la retribución agregada fue de 372,79 millones, un 5,4% menos que en 2018. La caída se explica fundamentalmente porque en 2018 algunas compañías como Ferrovial y Másmóvil repartieron importantes bonus a sus directivos.
Suárez de Lezo, Prado y Meirás lideran las retribuciones del Ibex en 2019. Junto a ellos, otros sueldos destacados fueron: Ana Botín (Santander), que entre sueldo y pensión recibió 11,09 millones de euros; José Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), quien cobró un sueldo de 10,4 millones; José Antonio Álvarez (Santander), 9,12 millones entre salario y pensión; y José Manuel Entrecanales, 7,7 millones entre todos los conceptos.