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Por: Teófilo Quico Tabar

Nadie debe sorprenderse si a partir de la pandemia del coronavirus que ha puesto el mundo a merced de cualquier fórmula o medicación, todavía no identificada, se empiece a hablar de un Nuevo Orden Económico, Social y Político. Porque a partir de ahora el mundo cambió. Pero no un cambio para los países en desarrollo o para los países industrializados. Se trata de un posible cambio generalizado. De la misma naturaleza que el Virus que afecta prácticamente toda la geografía universal.

Tiempo atrás se habló de un sistema económico novedoso. Planteaba la centralización y la entrega al Estado los medios de producción. Una fórmula para superar las normas básicas de las leyes de la oferta y la demanda. Las variaciones de los precios. El valor fluctuante de la moneda y la conceptualización de la plusvalía. Ellas se convirtieron en arma de gran poder para las luchas reivindicativas de los trabajadores. Organizaciones sindicales. De grupos políticos. Hablo de comienzo del siglo pasado.

Cuando Lenin y más tarde Stalin hablaron del Estado socialista. Clara ideología económica y política enfrentada a lo que se denominaba y todavía se denomina, economía capitalista.

Luego se inició un cambio a partir de la Perestroika. Entendiendo que debía reconocerse que las leyes y principios económicos son iguales, independientemente de las condiciones y lugares. Algo así como un regreso a la conceptualización unitaria de los hechos económicos en los cuales quedarían sobrando los calificativos de socialista o de capitalista.

Producir bienes para la solución de problemas inmediatos. Viviendas, alimentación, servicios de agua, energía, transporte, salud, recreación, representan una condición común a todas las sociedades en cualquier lugar de la tierra, sin importar ideología.

Por eso se dice que la economía es esencialmente sensible a las circunstancias del momento. Tanto nacionales como internacionales. Sensibles a la situaciones políticas, crisis, guerras, conflictos. Y porque no también al Coronavirus.

La economía no deja de ser un fenómeno psicológico. Porque si bien es una ciencia que constituye un conjunto de principios y de leyes que pueden manejarse en forma matemática y a través de modelos específicos, para la gente común que es la mayoría, el concepto de economía es algo que los afecta personalmente. De manera común y a diario. Que les abre puertas o les impide realizar sus propósitos o expectativas. Por eso la gente habla de su propia economía y la entiende de manera diferente a como la explican las teorías.

Podría surgir un nuevo modelo que hable de cambiar el penoso espectáculo de economías que, por un lado exhiben riquezas y florecimiento de pantalla, mientras se observa el penoso espectáculo de más de la mitad de la población que se debaten entre la angustia y la dependencia. Entre la desocupación y la miseria.

La clase dirigente. Política y empresarial. Gobiernos y Oposición, podrían verse ante un nuevo modelo que hable de abrir las compuertas sociales para que la mayoría se integre a la producción y tengan acceso a los bienes y servicios en igualdad. Porque están latentes las mismas causas que han generado nuevos modelos.

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