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Las autoridades de Rusia y Kazajistán confirmaron que ya son más de 100.000 los evacuados a raíz de las inundaciones que azotan la zona desde hace días y ya se consideran las peores en los últimos 70 años.

Ante el deshielo acelerado, muchos asentamientos en los Montes Urales, Siberia, las regiones de Atyrau, Aktobe, Akmola, Kostnai y Pavlodar, así como en zonas cercanas a ríos como el Ural y el Tobol vieron subidas de varios metros en el nivel del agua en cuestión de horas, quedando desbordadas. Inclusive, a última hora del martes, el Gobernador de Orenburgo, Denis Pasler, informó que el nivel de río había alcanzado los 9,31 metros, superando así el nivel crítico de 9,30 metros.

También, río arriba, el Ural rompió una presa el viernes, lo que empeoró la situación en la zona y dejó completamente inundada a la ciudad de Orsk. Allí, el nivel del agua comenzó a ceder, descendiendo 21 centímetros en los últimos días, hasta los 9,07 metros, aunque aún muy por encima del nivel oficial de peligro, de 7 metros.

Los habitantes fueron puestos en alerta y se instó a muchos de ellos a evacuar, en botes por medio de las carreteras.

“Hago un llamamiento a la prudencia y a los habitantes de los distritos inundados para que evacuen rápidamente”, señaló Pasler en su canal de Telegram mientras que el Ministerio de Emergencias ruso advirtió que si bien el nivel había bajado en muchas zonas, la situación “todavía es difícil”.

Otra de las ciudades más afectadas fue la de Kurgan, a orillas del río Tobol, donde los habitantes fueron llamados a dejar sus hogares de inmediato ya que las previsiones para esa zona son aún más complejas, con fuertes subas para los próximos tres días y un escenario “difícil” hasta finales de abril.

En tanto, Tyumen, la importante región petrolera de Siberia occidental, fue puesta en estado de emergencia y recibió la visita del ministro de Emergencias, Alexander Kurenkov, quien emprendió una gira regional para evaluar el peligro de este fenómeno.

Por su parte, desde el Kremlin informaron en las últimas horas que el presidente ruso Vladimir Putin estaba en contacto con su homólogo de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáev, y se mantiene informado sobre el avance de la situación en la zona. Sin embargo, descartaron que tenga en agenda una visita al lugar de los hechos.

“Todavía nos quedan días difíciles por delante en las regiones de Kurgan y Tyumen. Viene mucha agua”, se limitó a comentar su portavoz Dmitry Peskov.

Estas declaraciones no evitaron que los habitantes del país manifestaran su descontento con el accionar del mandatario y la falta de asistencia por parte del Ejecutivo y de los funcionarios locales. “Vergüenza debería darles”, se los oía corear en señal de protesta.

Las inundaciones de este año superaron aquellas de 2012 y 2017 que, entonces, fueron críticas. Esta situación se vio empeorada por la falta de preparación de los gobiernos regionales, quienes no supieron responder a esta emergencia ni prevenirla.

“No hubo operación debido a la falta de especialistas y las consecuencias podrían haber sido menores si los dirigentes locales hubieran realizado los ejercicios de lucha contra las inundaciones previstos”, apuntó el mandatario kazajo antes de hacer un llamamiento a la comunidad internacional para reforzar la cooperación y conseguir los recursos necesarios para afrontar este desastre.

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