Vanesa Vázquez, una joven de tan solo 18 años de edad, atraviesa desde hace varios años una etapa muy difícil en su vida.
Con su diagnóstico a los 15 años de bocio con un crecimiento anormal de la glándula tiroides ubicada en los alrededores de la garganta que causan distintos malestares y padecimientos, su vida dejó de ser como la de una adolescente con vivencias normales.
Esta situación provocó que su asistencia a la escuela cambiara de pertenecer a una tanda común, de lunes a viernes, a tan solo acudir los sábados.
Taquicardia, hinchazón en algunas partes del cuerpo, fuertes temblores en las manos y severas dificultades en su visión la obligan a estar con su madre para ser protegida de cerca ante el delicado estado de salud.
Pero, el aumento desproporcional de las hormonas no permitía atacar el abultamiento del órgano.
Luego de largos meses y años es cuando los doctores alcanzaron estabilizarlas a través de un medicamento costoso recibido vía oral.
La dificultad se intensificó debido a que esa pastilla que proveía una solución, era la misma que por medio de efectos secundarios dañaba parte de su cuerpo.
Es por esta razón que la progenitora, Elizabeth Disla, visitó ayer la redacción del Listín Diario junto a su hija en busca de exponer con desesperación el lamentable caso que ha afectado durante tres años a la familia.
La joven Vásquez tiene programada el próximo jueves una cita médica para ser operada por un cirujano que pueda eliminar los nódulos identificados en la parte frontal del cuello y así detener el uso de los fármacos.
Sin embargo, las precariedades económicas que perturba a sus padres no le permiten garantizar su intervención en un centro hospitalario.
El procedimiento tiene un costo de 75,000 pesos que para su madre es imposible otorgar en estos momentos.
“No puedo autorizar la operación si todavía no tengo el dinero. Pero, tampoco puedo dejar que pase el tiempo porque después será peor… Estamos tratando de buscar ese dinero. He recibido ayudas, pero ya se fueron en la compra de medicamentos”, dijo Disla apenada.
Aunque tiene el respaldo de su esposo, Disla hace cualquier oficio con el objetivo de ayudar a su hija, sin importar los prejuicios que algunas labores pudieran causarle.
“Yo me dedico a… Mírame las manos, si tengo que limpiar o lavar lo hago…”, expresó.
Incluso, su familia se vio en la necesidad de mudarse a otra residencia porque el presupuesto no le alcanza para costear los remedios y, conjuntamente, el alquiler de la casa.
Teniendo ahora, según explicó, que vivir en una afinca abandonada donde consiguió el permiso de los propietarios.
Además de esto, Disla, con 41 años de edad, sufre del corazón y fue calificada como “paciente de falla mecánica”, después de que identificaron alteración en su estructura.
En la lista de enfermedades que padece también está la hipertensión y edemas pulmonares.
“El corazón se me agrando. Soy paciente de falla mecánica, hice un edema pulmonar y acumulé líquido, de ahí nace mi hipertensión. Para poder estar viva tengo que beberme la pastilla porque el líquido que ingiero sino lo boto siento que me asfixio”, detalló.
Ruiz espera recibir la mano ayuda de alguna entidad del Gobierno o ciudadano que empatice con su angustia y temor para asegurar que la sanidad de su hija no empeore.
Formas de ayudas
Para extender un auxilio la cuenta bancaria en el BHD es 29107340014 de ahorro; el titular es Víctor Manuel Martínez. Los números telefónicos para hacer contacto son 49-381-3872 y 829-861-8500.