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BRASIL.- El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, recibió a decenas de médicos e insistió en su convicción sobre la efectividad de la cloroquina contra la COVID-19, que ya causa en el país casi 115.000 muertos y 3,6 millones de contagios.

 

«A los débiles, cobardes y omisos, la historia no los recordará», manifestó Bolsonaro durante un acto celebrado en el palacio presidencial con representantes de grupos de médicos que promueven la utilización de la cloroquina y la hidroxicloroquina frente al coronavirus.

 

En ese orden, los medicamentos contra la malaria y el paludismo, entre otros males, han creado polémicas en la comunidad científica global, en la que muchos han advertido sobre efectos colaterales, sobre todo si se usan contra la COVID-19 en pacientes con problemas cardíacos.

 

Asimismo, Bolsonaro, líder de una emergente derecha brasileña, ha defendido la aplicación de esas medicinas cuando surjan los primeros síntomas de la enfermedad, como él mismo hizo cuando contrajo coronavirus, del que se recuperó en cuestión de veinte días.

 

Además, el mandatario aseguró que cuando surgieron las primeras noticias sobre la pandemia comenzó a «estudiar» la situación y supo de que en Estados Unidos, Francia, la India y otros países se recomendaba la cloroquina, pese a las dudas que tenía la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

Recordó las divergencias que tuvo con el diputado Luiz Henrique Mandetta, ministro de Salud a principios de año y destituido por su defensa de las cuarentenas y sus dudas con la cloroquina, por las que también salió su sucesor, el oncólogo Nelson Teich.

 

«Así como un paciente cambia de médico, yo cambié de ministro», indicó Bolsonaro, quien desde hace cien días mantiene al frente a la cartera de Salud, como interino, al general Eduardo Pazuello, un experto en logística sin experiencia alguna en sanidad.

 

«Precisamos un gestor», dijo Bolsonaro en relación al militar, sobre quien destacó que, en su condición de ministro interino de Salud, alteró los protocolos y permitió el uso de la cloroquina con la aparición de los primeros síntomas de coronavirus, lo que dio «libertad a los médicos» que consideran eficaz ese tratamiento.

 

Según aseguró Bolsonaro, el problema de la cloroquina ha sido en realidad el debate «político» surgido en la comunidad científica en relación a su efectividad frente al coronavirus.

 

«Si no hubiera sido politizada, muchas más vidas podrían haber sido salvadas», garantizó el gobernante.

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