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Por: Eligio Jáquez, cónsul de RD en Nueva York

 

Tengo el privilegio de ser uno de los ciudadanos dominicanos que conoció la costa Este de RD en su versión original, cruda, vegetativa, cuando era solo una hechura de Dios, natural, de agua, arena, sol y algunas contadas fincas ganaderas artesanales y cocotales.

 

Yo era un agrónomo descarriado que había llegado a Higüey por una medida política excluyente, más bien como castigo. Cada fin de semana nos alcanzaba el tiempo para recorrer la ruta de más de 4 decenas de kilómetros desde Juanillo hasta Macao, donde no había ni un hotel, ni una casa, solo una hermosa playa inagotable capaz de inspirar nuestros sueños agronómicos y trasmutarlo a un futuro turístico. Era a principios de la década de los 70 del siglo pasado.

 

Más adelante, un soñador bien atildado, encontró el apoyo de un desarrollador de esos que saben lo que quieren, comenzaron a comprar tierra de tenencia frágil y con el tiempo agotaron los procedimientos para legalizar la adjudicación de más de 56 millones de metros cuadrados de terreno. A final del año 1980 participamos como funcionario público ayudando a que esos predios fueran liberados de unos 134 ocupantes que tenían como tarea la producción de carbón.

 

Los mismos fueron alojados en un área cedida por los propietarios, equivalentes a unos 6.3 millones de metros cuadrados, que al paso del tiempo sirvieron de asiento al desarrollo del distrito municipal de Verón, una de las áreas geográficas de más rápido desarrollo poblacional del país, que alcanzó un volumen de más de 40,000 habitantes al año 2020 donde se ha desarrollado la mano de obra que ha demandado el exigente polo turístico de Bávaro.

 

Lo demás es historia en el país. Bávaro, Punta Cana, Capcana, y Miches encabezan el liderazgo del desarrollo económico como región en RD. Más de 50,000 habitaciones hoteleras, 55,000 empleos, barrios, Airbnb, plantas, negocios, aeropuertos, marinas, etc. Punta Cana en un referente turístico en el mundo con visitantes de más de 6 millones en el año 2022, casi el doble de los que ese año visitaron a Brasil.

 

Cuando el mundo conozca los encantos naturales del Sur de la RD, no nos sorprenderá lo rápido que llegaremos a duplicar los más de 8 millones de turistas anuales, que ahora recibimos. Es que el Sur tiene playas hermosas, polo magnético, balnearios termales. Allí nacieron 9 presidentes, en la zona de más sol del país, con baja pluviometría, zonas de mangos, de invernaderos de aguacates y de uvas.

 

San Cristobal tiene grandes plantaciones de aguacates igual que Ocoa que tiene además unos 5 millones de metros cuadrados de invernaderos, Baní tiene las dunas y arranca su desarrollo turístico con dos ambiciosos proyectos. Es la llamada capital del mango donde hay unas 70,000 tareas comerciales de este cultivo. Azua es conocida por su llanura irrigada por el canal “Ysura” que trae agua de la presa de Sabana Yegua que queda a 72 kilómetros de distancia y aquí moja los sembradíos de unas 110,000 tareas.

 

Ahora que se avanza la conclusión de la presa de Monte Grande para irrigar 250,000 tareas entre Neiba, Barahona e Independencia. Es buena la ocasión para decidir que el agua retenida en el lago de la represa también alcance para llevar 3 metros cúbicos de agua por segundo hasta el centro de Pedernales, para abastecer la demanda del líquido en la provincia, que quedaría a 90 kilómetros de Monte Grande.

 

Hecho todo eso, para completar el desarrollo de todo el potencial de la zona Sur del país habría que añadir una inversión de unos 200 millones de dólares que se precisarían para cubrir los gastos de un proyecto de modernos invernaderos en los municipios cuyas alturas son ideales para este método de producción tecnológico, cuyos estudios ya fueron hechos para implementar una área de 3 millones de metros cuadrados entre los municipios de Guayabal, Bohechío, El Cercado, Vallejuelo, Hondo Valle, Juan Santiago y Polo. Allí se generarían unos 10,000 empleos en dos años y cada semana se podrían sacar 50 contenedores de 40 pies por el muelle de Barahona, rumbo al mercado americano y canadiense.

 

Dejemos que avance el trabajo que ya el gobierno ha iniciado, completando las obras de infraestructura a lo largo y ancho de toda esa región, para asombrar al mundo con tantos atractivos.

 

Apoyemos nuestra República Dominicana.

 

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